2. Colocar burletes en las puertas
Se trata de colocar unos burletes para corregir el hueco que queda entre la puerta y el suelo. Así evitaremos que se escape el calor y entre el frió.
Existen burletes de diferentes tamaños y grosores con los que podremos ajustar mejor ese hueco que tenemos y también lo podemos colocar nosotros, ya que es muy fácil.
3. Limpiar los filtros de la calefacción.
Limpiar los filtros de la calefacción no sólo alargará la vida útil del aparato, sino que hará que tu factura eléctrica se reduzca considerablemente. De este modo te aseguraras que la suciedad no bloquee el flujo de aire normal, cosa que podría reducir la eficiencia del sistema de manera significativa. Además, un filtro limpio puede reducir el consumo de energía de tu calefacción entre un 5 y 15%.
4. Cerrar las persianas y puertas.
Mantener cerradas aquellas habitaciones que no utilizas permite ahorrar energía, ya que serán menos los metros cuadrados que serán necesarios calentar. Algo parecido a lo que ocurre cuando se dejan aparatos en stand-by. Al igual que estos aparatos continúan consumiendo energía, las habitaciones abiertas de forma innecesaria también lo hacen.
Debemos cerrar las persianas de todas aquellas zonas donde no estemos, ya que el cristal no aísla lo mismo que con las persiana bajada. En el caso de estar en casa, debemos aprovechar los rayos de sol que entran por las ventanas para que nos caliente la habitación (siempre con el cristal cerrado).
5. Colocar cortinas, alfombras y cojines.
Colocar cortinas en las ventanas te permitirá crear una barrera térmica frente al frío exterior. En este sentido, las cortinas de doble tela suelen ser las más apropiadas ya que permiten que la luz del sol traspase a las distintas estancias durante el día y actúe como aislante durante la noche gracias a su capa más gruesa.
Optar por cojines, alfombras, funda de sofá, ropa de cama, etc.. con tejidos de invierno es una técnica bastante efectiva a la hora de aportar calidez a tu vivienda. Así, tejidos como la lana, paño, algodón afranelado, nylon… actúan como buenos aislantes térmicos y mantienen muy bien el calor.
6. Presta atención a la temperatura.
Revisa la temperatura de tu hogar durante el día. Aunque las necesidades de calor a lo largo de un día en una vivienda no son las mismas, bajar un par de grados el termostato puede reducir considerablemente tu factura de la luz. Por ejemplo, necesitarás una temperatura más alta una vez llegue la noche, ya que los rayos del sol no incidirán en tu vivienda.
Una temperatura idónea y recomendada sería poner el termostato entre 19º – 21ºC durante el día. En cambio, una vez te vayas a la cama lo ideal es apagar la calefacción, eso te ayudará también a reducir tu consumo y su reflejo económico en la factura de la luz.
Además de estos consejos, deberás tener en cuenta la potencia que tienes contratada para no llevarte un disgusto cuando enciendas varios aparatos eléctricos a la vez, sufriendo cortes de luz en esos días fríos de invierno.
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